Partiendo de esta comparación, en la que nosotros seríamos las ovejas y Jesús el Buen Pastor, Jesús empieza diciendo que “mis ovejas escuchan mi voz”. Y esto supone un elemento previo, que es que nosotros, sus ovejas, reconozcamos también que nuestro Dios es comunicativo, que nos habla, que no es ajeno a lo que nos ocurre en la vida. Dios quiere comunicarse con nosotros y nosotros “escuchamos su voz”. Y Dios nos habla a través de su Palabra, en los acontecimientos de la vida, en las personas que están cerca de nosotros…
En la celebración eucarística Cristo está con nosotros como nuestro Buen Pastor. – Que él esté también con nosotros en nuestra vida y nos guíe por medio de su Santo Espíritu. Que también nos haga pastores, los unos de los otros: que, como hermanos, nos preocupemos unos de otros, nos animemos y apoyemos mutuamente; y que así lleguemos a ser para el mundo un signo del amor fiel y bondadoso de Dios.
Recibimos su bendición que desciende sobre nosotros y nos acompaña siempre. Paz y Bien.