Todo esto se vive y se asume porque tenemos todos una vocación a la salvación, no es una vocación al sacerdocio es a la salvación y si después comprendemos que existe un llamado específico en mi vida entonces trabajaré en eso. Pero cuidado, especialmente los jóvenes, ustedes y los adultos y los niños todos tenemos esa vocación.
Las lecturas de hoy tratan de esto. Del llamado o la llamada, como mejor les suene. El primer solicitante o vocero es Elías. Quien le oye es un labrador llamado Eliseo. Elías no tiene prisa. Eliseo no pierde el tiempo. Se despide de sus padres y, de inmediato, intuyendo que la llamada es de Dios, ya que le llega por boca de un profeta, recoge lo que tiene y ofrece un sacrificio. La víctima sagrada serán sus bueyes, entrar en comunión con la Divinidad, será el banquete que comparte con los suyos. De alguna manera se parece al santiguarse antes de comenzar un acto importante, gesto de adoración y súplica que algunos observamos hacen. O el bendecir la mesa antes de comenzar, dando gracias y pidiendo por los que no disponen de alimento.
También nosotros somos llamados, no dejemos pasar la oportunidad de contestar positivamente este llamado de Salvación al servicio de la Iglesia de los demás. Amen.