Jesús en su paso por la tierra busco mostrar la grandeza de la conversión y de la aceptación de la salvación ofrecida por Dios. Para Él no fue fácil esparcir la semilla de la vida y salvación, se encontró con muchas personas opuestas a su presencia porque su mensaje era diferente, era de amor , compasión, igualdad, aceptación, perdón, búsqueda del camino y aceptación de nuestras realidades y sobre todo buscaba que hubiese una decisión personal final, lo sigo o lo dejo.
En Cristo, y por medio de su voluntad humana, la voluntad del Padre fue cumplida de forma perfecta y de una vez para siempre. Vino a hacer la voluntad del Padre y quien lo reconoce a Él reconoce al que lo envió que es su Padre. Al igual que Cristo, podemos y debemos hacer la voluntad del Padre.
Oremos y busquemos esa voluntad de Dios, la oración nos proporciona la oportunidad de profundizar en el misterio del amor de Dios en nuestras vidas. Nos da el discernimiento necesario para la respuesta que debemos de dar, es posible que hayamos dicho si y no lo hice, pero cuando nos centramos en su presencia podemos rectificar y salir haciendo su voluntad. Intentemos esta experiencia por medio de la visita al santísimo, la eucaristía, meditación, la oración de cada día. Sigámoslo y sirvámoslo en los demás.
Bendiciones.